¿Tienes una hipoteca temporal?

¡Ah!… las hipotecas. Esos endiablados acuerdos que nos dan algo puntualmente a cambio de tener que rendirles tributo durante muchísimo más tiempo del que nos gustaría.

Mucho se ha hablado ya de las hipotecas de dinero y sabemos de sobra lo encerrados que podemos llegar a encontrarnos si no tenemos el cuidado necesario pero, el tipo de hipoteca del que quiero hablarte hoy yo es otro muy distinto. Se trata de la hipoteca temporal.

Lo primero de todo es que «sí, sí que existen». Y lo más fastidiado es que puede que tengas una sin haberte dado cuenta.

¿Tengo o no tengo yo una hipoteca temporal?

Lo primero de todo para saber si tienes una hipoteca temporal es entender de qué va el concepto.

Las hipotecas temporales no se firman en los bancos si no que son un acuerdo que haces contigo mismo (pero tienen con tu tiempo el mismo efecto que como cuando el banco viene a recoger sus tributos cada mes).

Una hipoteca temporal es una forma bonita de llamar a esos compromisos que adquieres contigo mismo y que tienen tu tiempo «hipotecado» antes incluso de que lo liberes.

Y la perversión de todo esto es que es increíblemente fácil que te metas en un compromiso de este tipo pensando que estás tomando una buena determinación para luego no solo alcanzar ningún objetivo sino sentirte mal a cada vez que no cumples lo esperado.

Así que ahora piénsalo un minuto antes de seguir leyendo: si esta semana liberases una hora, dos o incluso veinte, ¿hay algún proyecto o actividad al que te sientas obligado a atribuirle esas horas?

Si la respuesta es sí, siento anunciártelo pero los síntomas son inequívocos: tienes una hipoteca temporal en toda regla.

¿Es esto malo? ¿Qué me va a pasar ahora?

Las hipotecas temporales no en sí malas, pero tienen un sinfín de desventajas. Por citarte las tres más importantes:

  • Generan casi inmediatamente una sensación de no tener tiempo para nada (normal, porque cada hora que liberas te la absorbe no teniendo nunca tiempo para cosas menores)
  • Te generan sensación de no controlar tu tiempo (como si otro te hubiese encarcelado en un plan que nunca te apetece)
  • Si es negativa, por pura reacción, pierdes las ganas de ser más productivo y liberar tiempo cada semana

Piénsalo un segundo.

¿Para qué quiero ser yo más eficaz y liberarme 2 horas esta semana si tengo la certeza de que en cuanto lo haga me va a tocar (por ejemplo) dedicárselas a limpiar el trastero / aprender inglés / (o cualquier otra obligación puntual o recurrente que te ocupa la cabeza)?

Es normal.

Yo lo que quiero es tener tiempo libre.

Como a parte de mis obligaciones tengo una hipoteca que me absorbe todo acierto en mi semana pues entonces déjame tranquilo y déjame ir lento que casi prefiero no liberar tiempo no vaya a ser que se lo coma la hipoteca y tenga que hacer doble dosis esta semana de cosas que no me gustan para nada.

Una semana aislada puedo motivarme y dar hecho todo (esfuerzo extra y pagar la hipoteca) pero, ¿cada semana?

¡Olvídate! Si sé que un pulpo gigante se va a comer mi bocadillo sistemáticamente en cuanto acabe de preparármelo a la segunda o a la tercera es que no saco ni el fiambre de la nevera.

¿Cómo reacciono entonces?

Si tienes una hipoteca temporal y quieres resolver la situación, mis recomendaciones son las siguientes:

1. Aclárate primero si es por gusto o por obligación

Lo primero es saber si eso que podría comerse todas tus horas libres lo haces por gusto o por obligación. Vivimos en una cultura de la «obligación». Una cultura que entiende que trabajo es igual a sufrimiento y nos han enseñado a que todo el mundo tiene que sufrir para avanzar. Yo estoy radicalmente en contra de esa creencia y creo que en una gran parte de las situaciones nos resignamos por falta de medios para crear una alternativa. Así que lo primero: fíjate en si lo haces por gusto o por obligación. Si es por obligación sin piedad a intentar librarte de ella.

2. ¿Me interesa acotarla?

A lo mejor tu hipoteca temporal viene de tu familia, del trabajo o de tu mayor hobby. Es genial pasar muchísimas horas en algo que te llena pero, ¿hasta el punto de no tener tiempo para nada más? Vivimos en un contexto multi-objetivo. Si te ves a menudo diciendo que no tienes tiempo para nada y eso te molesta la respuesta puede pasar por aquí. No vaya a ser que un buen trabajo o un plan que podrías repetir todas las tardes sea lo que te esté impidiendo experimentar cosas nuevas, abrir nuevos proyectos o hacer otras cosas que siempre habías querido.

3. Positiviza lo malo

Es muy probable que tu hipoteca temporal sea de las malas. Es decir, que aparte de absorberte tiempo sin medida, sea algo que no te apetece nada hacer. En ese caso hay que intentar positivizar ese objetivo cuanto antes. Los objetivos negativos (el «no», «nunca», «ningún») dificultan que veamos el por qué vale la pena invertir el tiempo que gastas y los vemos casi como impuestos. Por ejemplo, si te centras más en aprender inglés «para no hacer el ridículo» que en «las puertas concretas e interesantes que te abre» no solo vas a sufrirlo sino que nunca vas a saber cuando parar. Así que dale la vuelta a la tortilla, pon tu cabeza a pensar en lo positivo que quieres lograr y haz una estrategia finita que se acabe algún día.

4. Si no vale la pena, aprende a cancelarla conscientemente

Y llegado al último paso, si has detectado que tienes una hipoteca temporal, que es negativa (en realidad no prefieres cambiar tanto de tu tiempo por la posibilidad de alcanzar ese objetivo) y prefieres realmente cancelarla, es hora de que tomes consciencia y que lo hagas. El tiempo son opciones. A cambio de renunciar a ese objetivo estarás haciendo hueco para otros mejores y más motivantes. No es malo no acabar lo que empiezas y rectificar siempre seguirá siendo de sabios. Así que no temas abandonar un tema y hacerte a la idea en tu cabeza de que se acabó el tener la sensación de que siempre deberías haber hecho algo más.

Y por supuesto…

Si esto te ayuda a cancelar tu hipoteca temporal, te invito a que no vayas corriendo a re-hipotecar tu nuevo tiempo libre con un nuevo compromiso (ya sea bueno o malo).

No es mala idea dejarte siempre un buen margen de maniobra y disponer de ese tiempo para lo que más necesites en cada momento.

Con ese margen vas a poder recuperar la libertad de decidir en qué te lo gastas, empezarás a decir sí a planes que surjan y te apetezcan, y podrás recuperar las ganas por acabar pronto en tu semana para lanzarte a lo que sea que te interese en cada momento (el opuesto a «vivir en la obligación»).

Pero bueno, con que el concepto te haya resultado útil y productivo, me doy con un canto en los dientes y te queda a ti la libertad de decidir cómo y cuándo vas a poder usarlo.

Así que, ahora que ya sabes de que va el tema, ¿tienes o no tienes una hipoteca temporal?

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4 comentarios

  1. Cuanta verdad hay en tu artículo. Qué satisfacción poder reducir o eliminar las hipotecas temporales para poder incrementar nuestra libertad de decisión y disponer de un margen de maniobra más amplio. Muy buenos consejos y muy prácticos. Un saludo.

  2. Estoy a favor de las hipotecas temporales siempre que tengan una fecha de caducidad bien fresquita, esto es, que terminen en un plazo breve de tiempo y, cómo no, te conduzcan a cambios sustanciales y positivos.
    Ahora bien, creo que un buen planing podría evitar en la mayoría de los casos hipotecas temporales o, cuando menos, te las podría flexibilizar.
    Por otro lado, no me imagino una vida con cero hipotecas temporales. Sé (o supongo) que hablas en términos generales de una filosofía de vida y que hay que estar atentos para ver si lo de la hipoteca es un vicio personal (no niego que para mucha gente sí), o una contingencia. Aunque, ahora que lo pienso, creo que siempre nos estamos hipotecando temporalmente, la cuestión es si lo percibimos como tal o no: si los objetivos merecen la pena y dispongo del suficiente capital temporal no lo percibiré como una hipoteca; el problema deviene cuando no tenemos una, sino varias hipotecas y no ingresamos más…tiempo (el tiempo es el que es para todos).
    Me quedo con el concepto, me gusta y me viene muy bien, además. Para las personas que como yo no disponemos de dinero, manejar tiempo es lo que nos queda; para nosotras el tiempo es oro y queremos además que, algún día, así sea.
    Un saludo.

    • El concepto tiene más uso práctico con las hipotecas malas (las involuntarias y negativas) que con las buenas. Esas situaciones en las que «no tenemos tiempo para nada» y es porque cada hora que liberemos «está ya hipotecada» (¡y encima no queremos!).

      Si tu hipoteca es sinónimo de «prisión» para ti, bien se merece un minuto la reflexión para quitártela de encima. Aunque ya veo que te está dando mucho juego la metáfora también para pensarlo en positivo 🙂

      ¡Un saludo!

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