Fuerza de voluntad vs. hábitos (por qué debes dejar de esforzarte para lograr lo que deseas)

Este es un artículo invitado escrito por Lucía Serrano, de SuperHábitos.

proceso, habitos

Necesito organizarme, ¡pronto!
¡Si tan solo tuviera la disciplina de Juanito!
¡No me alcanza el tiempo para todo!

¿Te suenan estas frases?

Son muy comunes en momentos en los que nos sentimos estancados o frustrados con respecto a nuestras metas personales o profesionales.

Tendemos a pensar que la causa de nuestros problemas es que nos falta disciplina y orden, y que el problema es que no hacemos suficiente.

Pero estamos errados: el problema es que no todo es igual de importante.

Un mejor enfoque: La Regla del 80/20

La regla 80/20 (o Principio de Pareto) establece que el 20% de las causas produce el 80% de los resultados. Así, por ejemplo:

  • El 20% de los clientes de una empresa trae el 80% de las ganancias. Entonces podríamos centrarnos en esos clientes y dejar de hacer el trabajo dedicado al 80% restante.
  • El 80% del tiempo utilizamos sólo el 20% de nuestra ropa. Podríamos tranquilamente eliminar ese 80% extra y tendríamos más espacio, tiempo y dinero.

Para lograr más no debes hacer más, sino que debes hacer lo importante. Necesitamos eliminar la ilusión de que estar ocupados es estar avanzando, y concentrarnos en las actividades que traen resultados significativos.

La mejor práctica es formar hábitos que estén en ese 20%, en vez de auto explotarnos para hacer el 100% de las actividades en nuestras listas. Así tendrás más resultados sin tener que exprimir cada segundo o llevar tu fuerza de voluntad hasta el límite.

El poder de los hábitos

Los hábitos son acciones que hacemos con naturalidad día a día, con un gasto energético mínimo y en automático: cuando hacemos algo que es un hábito nuestro cerebro tiene prácticamente el mismo nivel de actividad que cuando dormimos.

Ni tú ni yo nacimos con el hábito de lavarnos los dientes. Lo formamos desde muy pequeños, con prácticas cotidianas y disparadores claros: cada vez que terminabas de comer tu madre te lo recordaba.

Ahora, en cambio, lo tienes naturalizado y lo haces en automático. Puedes estar un poco dormido, pensando en cualquier otra cosa o apurado, y aún así te lavarás los dientes correctamente.

Una vez que convertimos una actividad en hábito la hacemos y mantenemos sin necesidad de estar forzando o torturando cada día, y si incorporamos como hábitos las actividades del 20% nuestros resultados aumentan drásticamente.

Por eso hoy compartiré contigo 5 elementos clave para que formes hábitos con esfuerzos cotidianos muy pequeños y de esa forma aumentes tu productividad y foco.

Cómo formar un hábito de forma simple (y así aprovechar la regla del 80/20)

1. Disparador

Los disparadores son acciones concretas que nos dan pie para ejercitar una práctica y automatizarla.

Por ejemplo, si queremos desarrollar el hábito de hacer ejercicio, podemos establecer que cada vez que nos lavemos los dientes (disparador) vamos a hacer flexiones (hábito).

2. Conducta

Definir con la mayor especificidad posible qué es eso que vamos a hacer. Entonces diremos que cada vez que nos lavemos los dientes (disparador) haremos 10 flexiones (conducta). Así será simple saber cuándo cumplimos y cuándo no.

3. Recompensa

Necesitamos generar una recompensa para que esas conductas se conviertan en nuevos hábitos. Cuando nuestro cuerpo y cerebro detectan feedback positivo luego de cumplir una actividad, asumen que es algo bueno y debe repetirse.

Siguiendo con el ejemplo, cada vez que hagamos las 10 flexiones (conducta) comeremos luego un pequeño bombón de chocolate (recompensa).

4. Recordatorios

Al principio puede ser difícil cumplir con el disparador-conducta. Por eso antes de comenzar a ejercitar un hábito es bueno escribir alguna frase que nos inspire y recuerde en un lugar que esté a la vista, ¡puede ser un cartel al lado de tu cepillo de dientes! 😉

5. Revisión

Lo más normal es que los primeros días ejercitando un hábito estemos muy entusiasmados, pero luego volvemos a nuestro guión anterior y abandonemos la práctica. Por eso este elemento es indispensable para mantener los hábitos en el tiempo.

Un momento semanal para revisar cómo vamos es clave para aprender qué funciona y qué no para mantenernos enfocados y mejorando.

Lucía Serrano es comunicadora social, escritora y editora en Superhábitos.com, una comunidad de emprendedores que crean negocios que los apasionan y que hacen del mundo un lugar mejor. Para ella el secreto para emprender con éxito no es aprender las últimas tácticas de tu gurú favorito, sino desarrollar los hábitos correctos.

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10 comentarios

  1. Después del sacrificio viene el beneficio.

  2. Como dice el I Ching…. «La perseverancia trae ventura». Para lograr lo que deseas debes ir por el camino del disfrute, cuando se camina disfrutando con lo que haces no hace falta esfuerzo alguno porque todo se hace fácil.

    • ¡Gracias por el comentario, Amparo!

      PD: Me acabas de enviar un buen rato a la Wikipedia a descubrir el I Ching y lo que dice 😀

  3. Buena info amigo, gracias por compartir.

    • Gracias sobre todo a Lucía Guerra. Yo encantado de que se haya animado a escribir para TdO. Un saludo!

  4. Gracias por el aporte. Lo veo muy acertado y útil (otra cosa es que yo, como buen desastre que soy, pueda llegar a aplicarlo, jeje). Tengo que decir que en cambio a mí los ejemplos me han parecido clarificadores precisamente por simples y cercanos (ya se encargará nuetsro día a día de buscar casos complicados ;-). Saludos y te seguiré en tu web.

  5. Hola, gracias por el aporte, cuando era chico, había un niño que era maton y siempre me molestaba, entonces empece a usar una regla, cada vez que hacía algo como tomar agua o subir las escaleras, haría 10 flexiones, hacía unas 1200 en total diarias, creo que podré acomodar la idea de otra forma para mi actualidad, gracias ;D

    • MMm creo que el ejemplo de los dientes, las sentadillas y el bombón no es el más afortunado para explicar la disciplina para la organización. Es demasiado simple y no está aplicado a evitar la procrastinación, por ejemplo…

      • De hecho es una organización básica pero muy efectiva, por que no requiere esfuerzo, el hacer 10 flexiones después de hacer algo no me costaba nada, y eso que tenía 11 años y era un flaquito debilucho al que nunca mas molestó el matón, de hecho ahora puedo hacen con un brazo, inténtalo se podría decir que es una organización subconsciente, muy efectiva…

        • Iba a dejar un comentario general, pero creo que le dí click en «responder»; es que creo que en el artículo debió ponerse un ejemplo más cercano a la organización personal. Gracias

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